Seguramente te ha pasado que te resulta mucho más fácil aconsejar y ayudar maravillosamente a otras personas que a ti mismo; que te has dado cuenta de que eres capaz de ver y extraer objetivamente lo mejor de los demás y así darles fuerza, además de visión para algo que tal vez no se daban cuenta, y que eso les ha servido de mucho para enfocarse en lo positivo y así transformar más fácilmente lo que les cuesta.
Lo ideal es que puedas ser tu propio Terapeuta, tu mejor consejero, para sacar ese provecho de ti, y puedes, sí que puedes.
Imagina por un momento que tú fueras un buen amigo o tu mejor amigo. Te quiere pedir consejo y para ello hacen una cita para tomarse algo y hablar tranquilamente, en un lugar agradable, donde te haga sentir en paz, a gusto, respirar, cómodo.
Te sientas con él o ella, se piden un té, un café o lo que les apetezca. El ambiente es muy agradable. Eso ayuda, y te alegras enormemente de haber quedado con él o ella, que hacía tiempo no se veían y tienen mucho que contarse. Tu mejor amigo o amiga te empieza a contar qué le pasa.
Primero observas su energía, ¿cómo le percibes? Luego observa cómo habla, sus gestos, sus actitudes, si escucha o si sólo habla. Sin juicios. Sólo observa.
¿Te resulta agradable esta persona más allá de que sea un buen amigo/a? ¿Te agrada sentarte a tomar algo con ella y conversar largamente?
Recuerda que esa persona eres tú.
¿Qué te dirías y aconsejarías cuando te cuente qué le pasa? ¿Cómo le ayudarías a decirle qué cualidades tiene, y cómo podría aprovechar todo lo bueno que tiene como persona? ¿Cómo podría tu mejor amigo/a hacer para sobrellevar eso que le preocupa? ¿Qué le aconsejarías para poder cambiar o mejorar lo que no le hace sentirse bien?
Si te cuenta sobre sus inseguridades, sus miedos, sus indecisiones, o sobre sus tristezas, sobre su pasado o de su presente, ¿qué le dirías? Recuerda que te estás viendo objetivamente y con sinceridad, pero ahí estás tú, como si fueras tu mejor amigo/a, tomándose algo, conversando. Ambos se sienten a gusto el uno con el otro. Son un gran apoyo mútuo, pero también saben que se dirían con sinceridad aquello que ven en el otro que tal vez no les beneficie. Es por eso que son los mejores amigos y han quedado para tomarse algo y disfrutar de esa charla.
¿Qué te dirías para que se anime? ¿Cómo te darías fuerzas? ¿Te animarías a hacerle ver a tu amigo/a las cosas de manera positiva, para que así encuentre que siempre hay una salida?
Recuerda que siempre en estas conversaciones ambos salen nutridos y reforzados, tú contigo en este caso. No se trata de desanimarle o de juzgarle, sino de ayudarle a ver, con otra visión, y que pueda corregir algo en lo que siempre suele caer. Se trata de subir su autoestima, que sienta que puede renovar sus energías y su fuerza con todo aquello maravilloso que tiene como persona, que son muchas cualidades.
¿Es tu amigo o amiga (tú) una persona risueña? ¿Es positiva? ¿Es una persona valiente que aprovecha cada día para extraer lo mejor y quedarse con lo bueno, aprendiendo de todo, a pesar de lo que pueda estar viviendo en esos momentos o de lo que haya vivido?
Anímale. Todos podemos recuperar ese brillo. Aprovecha esta cita y recuérdaselo, pues tú le conoces muy bien, le sientes y le comprendes perfectamente, pero no le alimentarás en las lamentaciones, sino que extraiga lo bueno para tomar eso como una inyección de vida para continuar con fuerza y alegría.
A veces nos cuesta vernos y encontrar claridad, y sólo necesitamos hablar, que nos escuchen, pero nosotros también
hemos de estar abiertos a sugerencias y consejos de cosas que hacemos o
tenemos que no nos están ayudando.
Recordemos que:
Cambiar
no es sinónimo de un esfuerzo sublime, sino de abrirse. Ese "esfuerzo sublime" es el ego, la mente, que
protesta para que no le muevan de su zona cómoda. Si el CAMBIO es para
BIEN nos sentiremos mejor sí o sí, y vale la pena hacerlo, intentarlo. Es la increíble aventura del vivir con todos los ingredientes necesarios para evolucionar.
Tips:
Anota en un papel observando a tu amigo/a (a ti) qué le aconsejarías, de forma práctica, como si además fueras un Terapeuta. Enumera por escrito dónde están sus fortalezas (las tuyas, todos las tenemos), y anota ejemplos, conociéndole bien como le conoces, para que retome aquellas cosas que le inspiran en su vida, por pequeñas que sean, y que le puede ayudarse a sentir bien.
Esto dará un soplo de aire fresco, energía renovadora para seguir adelante con aquellos retos que se tengan ahora. Anota también qué cambios podría hacer tu amigo (tú) para lograr.
Los retos no son algo terrible. Aunque la palabra en sí indique esfuerzo, son oportunidades maravillosas para recibir gotas de Sabiduría en nuestra vida.
Cuando hacemos pequeños cambios, estamos cediendo una parte de nosotros que ya no nos sirve más, que no nos está ayudando, y haciendo así espacio para que pueda entrar lo nuevo.
Si no hemos avanzado es porque no hemos hecho pequeños movimientos. En la vida todos es movimiento. Mantengámonos en ese caminar, que así todo resulta más fluído y placentero.
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